sábado, 5 de mayo de 2018

Tenemos mucho miedo de que los hombres blancos cisheterosexuales no se identifiquen con un personaje que no sea como ellos

Diana Gutiérrez es escritora, editora, traductora y, cuando tiene tiempo, probablemente esté disfrutando de algo relacionado con alguna de estas cosas. Hasta ahora, ha publicado tres novelas: las comedias juveniles Un pavo rosa y Un pavo rosa 2, con la editorial Meracovia, y la novela erótica ¡Sí, mi capitana! con la editorial Café con Leche, de la que es fundadora. Tiene dos gatos que planea convertir algún día en personajes de una saga fantástica.

Diana, probando las aguas
En primer lugar, nos gustaría saber un poco más de ti y conocer tu trayectoria en el mundo de la literatura. 
 Nací en Madrid en 1982. Soy guionista de formación, pero me distancié de la industria de “la tele” porque quería ver mundo y porque en ese momento costaba mucho trabajo hacer cualquier serie que no fuera una dramedia familiar. Acabé sacándome un máster de traducción y localizando videojuegos. 
En cuanto a escribir, como tantos otros, era algo que hacía desde niña, pero no tenía la sensación de que fuera nada… serio. Como además me gustan géneros y temáticas que muchos no se toman en serio (desde los internados ingleses hasta los fanfics), yo me dedicaba a completar novelas enteras como afición, sin mirar más allá. A mi alrededor, el mensaje era que me dejara de zarandajas y buscase un trabajo que diera dinero. 
Después de varios años con una actitud bipolar, siendo infeliz y haciendo muchísimas horas extras en diversos países por muy poco dinero, en torno a 2013 me establecí en Barcelona y decidí centrarme en escribir. Y en publicar parte del material que había acumulado en todos esos años, que era mucho, porque yo escribo largo. 
A la vez, fundé un pequeño sello editorial centrado en la fantasía y la erótica desde una perspectiva feminista/LGTB+, lo cual fue probablemente una de las peores y mejores decisiones de mi vida. He aprendido un montón con Café con Leche, pero es un agujero negro de tiempo, algo que ya de por sí no me sobraba.

La Lit Con Madrid te ha invitado este año a participar en una mesa redonda sobre la inclusión de personajes LGTB+ en la literatura. ¿Cómo ha evolucionado la inclusión de personajes LGTB+ en la literatura? 
Este tipo de personajes siempre ha existido, pero la representación era marginal e invariablemente negativa. En muchos casos salían como alivio cómico o como símbolos de degradación moral (véase vampiras como Carmilla o personajes disolutos como los de El retrato de Dorian Gray). En este siglo comienza a llegar la novela confesional en primera persona, en plan: “Pasen y vean la sorprendente vida de una persona homosexual”. Más adelante llega la llamada problem novel: “¿Qué hacemos si esta persona es homosexual?”.
O, mejor aún: “¡Dios mío, soy homosexual! ¡¡Se acabó el resto de la trama!!”.
Ha costado muchísimo, en primer lugar, que hubiera una representación ya ni siquiera positiva, sino realista; y en segundo lugar, romper las barreras que impedían que estos personajes fueran los protagonistas de sus historias. Suelo contar un ejemplo muy ilustrativo: cuando yo estudiaba Comunicación Audiovisual, leí un manual de escritura de guiones de una gurú estadounidense de la narrativa. En una sección hablaba de los “personajes invertidos” y decía que en ningún caso podemos convertirlos en protagonistas, porque alienaríamos a la mayoría de los espectadores. Imagínate mi cara a los veinte años, porque esta señora era una eminencia y básicamente me estaba diciendo que no se me ocurriera poner bolleras de personajes principales en toda mi carrera, porque eso iba en contra de las leyes de la narrativa. 
 Este prejuicio acerca de la empatía de los consumidores es ridículo, falso y un montón de mierda en general, pero aunque parezca mentira, todavía hay personas que piensan así en el negocio audiovisual y en el sector editorial. Tenemos mucho miedo de que los hombres blancos cisheterosexuales no se identifiquen con un personaje que no sea como ellos, pero vaya, ¿qué hemos hecho el resto de personas toda nuestra vida? 
Por suerte, poco a poco, lectores y editores han ido siendo conscientes de que el sistema ha silenciado muchas voces: no solo las perspectivas LGTB+, sino las de las mujeres en general o de todo lo que no entrase en una determinada concepción del mundo. Y se está haciendo un esfuerzo consciente por cubrir y dignificar esos huecos. Sin embargo, todavía se premia este tipo de literatura y se excluye, muchas veces de forma no consciente, todo lo demás. Es necesario que seamos conscientes de nuestros propios sesgos y que intentemos fomentar una literatura más inclusiva que nos represente a todos.
“Cuando yo estudiaba Comunicación Audiovisual, leí un manual de escritura de guiones de una gurú estadounidense de la narrativa. En una sección hablaba de los ‘personajes invertidos’ y decía que en ningún caso podemos convertirlos en protagonistas, porque alienaríamos a la mayoría de los espectadores. Imagínate mi cara a los veinte años.”
¿Crees que aún queda camino por recorrer en este aspecto? 
Muchísimo, por desgracia. Yo a veces no me doy cuenta porque estoy tan feliz en mi rincón editorial y tuitero, donde los libros y cómics con temática LGTB+ son el pan de cada día, pero cuando salgo de él, me doy cuenta de que queda un montón por hacer. Lo veo con Café con Leche: las caras que ponen algunas personas al explicarles de qué van nuestros títulos, tanto lectores como profesionales del mundo del libro, son de libro, por decirlo de un modo amable.
Tenemos que alejarnos de los estándares de novela confesional y de la problem novel.
Necesitamos que haya libros con personajes LGTB+ sin ninguna razón más allá de que al autor le ha salido del níspero, al contrario de lo que opinan algunas autoras muy influyentes en el mundo de la fantasía juvenil. Y, por supuesto, necesitamos apoyo, promoción, que los libros con personajes LGTB+ se publiciten más allá de la semana del orgullo o de un especial de “literatura gay”. Que se reseñen, se comenten y se pongan en los escaparates como buenos ejemplos de comedias románticas, novelas históricas, sagas de ciencia ficción…

Por desgracia, la lógica editorial a veces va en contra de esta necesidad, pero… esto mejor lo hablamos en el evento, que si no me emociono y no voy a dejar nada para discutir en persona. 
“Necesitamos que haya libros con personajes LGTB+ sin ninguna razón más allá de que al autor le ha salido del níspero (…). Y, por supuesto, necesitamos apoyo, promoción, que se publiciten más allá de la semana del orgullo o de un especial de ‘literatura gay’.”
Según tus propias palabras, en un 80% de tus novelas suele haber chicas enamoradas de otras chicas. ¿Tienes miedo a que te encasillen como escritora de novelas LGTB+? 
¿Dije un 80%? Pues a lo mejor me he quedado corta y todo…
No tengo ningún miedo. Desde siempre han intentado encasillarme, porque así es como funciona el mercado y como funcionan muchas personas. Lo único que puedo hacer contra eso es ser sincera conmigo misma y contar las historias que creo que se me dan mejor.
Tengo especial interés, no exclusivo, en las historias que hablan de las relaciones entre mujeres, ya sea como amigas, como amantes, rivales, familiares… y ese interés hace que mi forma de escribirlas sea más rica.
Diana promocionando el Script Frenzy
Hay lectores a los que, de entrada, no les va a llamar la atención lo que escribo, pero no solo por escribir sobre romance entre chicas, sino porque escribo todos esos géneros “denostados”: humor, erótica, fantástica… Tengo un poco de complejo de don Quijote con los géneros menores y, además, me gustan porque puedo innovar con ellos, explorar lo que es quizá una comedia adolescente feminista, lo que es una novela erótica pansexual, etc.
Curiosamente, las personas que esperan de mis libros una “novela LGTB+” muy canónica son las que más se quejan al ver que se alejan de sus estándares. Si te lo puedes creer,
¡Sí, mi capitana!, que es una novela cuya portada provoca risitas y censuras de Facebook porque hay dos señoras que se miran libidinosamente, ha recibido varias críticas negativas por incluir escenas de sexo heterosexuales. Supongo que la cita inventada de apertura en la que se habla de una orgía entre piratas, marineros, esclavas y nativas no era lo suficientemente explícita, ¡tendría que haber puesto un pene en la cubierta!
Me he dado cuenta de que la gente con la que conecto, mucho más que una orientación sexual, comparte conmigo una forma de ver la vida y de estar en el mundo, un cierto desenfado, una cierta pasión, una cierta curiosidad por las mismas cosas. Es verdad que eso no se puede saber por una cubierta, pero creo que por eso mis lectores son bastante fieles a pesar de que mis títulos no tienen nada que ver unos con otros. Todavía me sorprende, pero supongo que tiene sentido. 

 ¿Por qué has decidido participar y, por ende, apoyar un evento como la Lit Con Madrid 2018? 
La Lit Con Madrid me parece un evento maravilloso que cumple una función social que, quizás, era lo que le faltaba a la Feria del Libro. Me encantó su aire informal y abierto a nuevas propuestas, ¡ha conseguido tanto con tan poco!
Me gustó, también, que hubiera nacido de la Blogger Lit Con, porque eso quería decir que habría reseñadores con los que establecer colaboraciones. Aunque parezca mentira, a veces los editores y los bookloggers no nos encontramos. Los medios pequeños y las editoriales pequeñas deberíamos echarnos una mano aprovechando, precisamente, que no dependemos tanto de la tiranía de las audiencias masivas.
Y, por último, me encanta vivir en Barcelona, pero… no puedo resistirme a Madrid a finales de la primavera, es superior a mis fuerzas. 

¿Crees que son necesarios este tipo de eventos anuales en el sector literario? 
Hacen muchísima falta. Vengo de un mundo en el que participamos en un montón de ferias, pero al final las ferias son muy endogámicas. Acabamos relacionándonos editores con editores, escritores con escritores, dibujantes con dibujantes… y como que hay una barrera con los lectores, que vienen a por una firma o a comprar un regalo y luego se van porque les da cosa interactuar con los autores o con el booktuber famoso.
Eso no debería ser así. Hacen falta más encuentros en los que todos podamos mezclarnos, relajarnos y hablar de forma informal de lo que nos gusta, de libros y de las cosas que pasan en el mundo del libro; porque sí, es verdad que todos estamos a mil cosas, pero si estamos aquí es porque la literatura nos gusta, nos pone, nos hace disfrutar y tenemos muchas cosas que comentar al respecto. Es importante que tengamos espacios para hablar con gente nueva y que no sea todo una comunicación unidireccional. 

Puedes encontrar a Diana en:
 Web: http://www.dianagutierrez.net/
Twitter: https://twitter.com/djangomar
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