Raquel es periodista en la revista de ciencia y tecnología
“Muy Interesante”. Fan de Jane Austen, se caracteriza por ser una escritora
versátil. De novela romántica histórica a young-adult; sola o acompañada, la
capacidad literaria de Raquel es fácilmente (y sanamente) envidiable.
En primer
lugar, nos gustaría saber un poco más de ti y conocer tu trayectoria en el
mundo de la literatura.
Si estoy hoy aquí, respondiendo a vuestras preguntas, muy probablemente sea
gracias a que conocí a Pedro Estrada, mi marido. Los dos escribíamos cuentos
siendo niños y adolescentes, pero cuando iniciamos nuestra carrera como
periodistas, nos centramos en ella y dejamos de lado esa faceta literaria que
no dejaba de ser un hobby. Ya sabéis, hay que ganarse la vida (risas). Sin
embargo, a los pocos años de estar juntos, empezamos a recordar lo que nos
gustaba escribir y así fue como empezó todo. En 2009 publicamos nuestro primer
libro infantil-juvenil, ‘Perdidos en el tiempo’, al que siguieron otros seis
para esa franja de edad; el año pasado llegó ‘La maldición de Trefoil House’,
una novela-espejo dirigida al público joven adulto; y este año he dado el salto
en solitario a la novela romántica histórica, un género que me gusta mucho, con
‘El corazón de la banshee’. Y no puedo estar más contenta, porque las críticas
están siendo muy buenas y la revista especializada ‘RománTica’S’ acaba de
nombrarme Autora Revelación Nacional de Novela Romántica.
La Lit Con
Madrid te ha invitado este año a participar en una mesa redonda sobre la
escritura a cuatro manos. Háblanos un poco de esta forma distinta de escribir
una novela.
Para escribir a cuatro manos tienes que tener una comunicación muy
especial con tu compañero, y nosotros eso lo traemos de serie: no es raro que
uno de los dos piense algo y, a los pocos segundos, el otro exprese justo la
misma idea (tanto en nuestra vida cotidiana como cuando estamos escribiendo).
También te voy a ser sincera: escribir a cuatro manos es más complejo que
hacerlo tú solo, porque lógicamente surgen discrepancias respecto a lo que debe
pasar en un momento dado de la novela; sobre si un personaje debería decir esto
o lo otro; e incluso acerca de qué palabras debería elegir para hacerlo… Eso
sí, al final siempre terminas llegando a un acuerdo, y trabajar en equipo es
genial.
Compartes
la autoría de siete libros infantil-juveniles y uno para joven adulto con Pedro
Estrada. ¿Qué te motivó a escribir “a medias”?
Como os comentaba antes, el gusanillo de escribir regresó cuando yo había
alcanzado la treintena, y fue a raíz de mi relación sentimental con Pedro. Yo
siempre le he admirado mucho tanto personal como profesionalmente, así que
supongo que empezar juntos, codo con codo, suponía ponérnoslo mucho más fácil a
ambos. Y, por mi parte, tengo que decir que es la mejor decisión que pudimos
tomar, porque disfrutamos muchísimo escribiendo a cuatro manos, aprendiendo
continuamente el uno del otro. Es cierto que ambos tenemos algunos proyectos
individuales por ahí, pero estoy segura de que ‘La maldición de Trefoil House’
no va a ser nuestra última novela a cuatro manos.
“El corazón
de la banshee” es tu novela en solitario, ¿qué diferencias has encontrado a la
hora de escribir de estas dos formas distintas?
Cuando escribes a cuatro manos, tienes que poner en común dos puntos de
vista distintos y, como ambos somos un poco cabezotas, a veces nos puede costar
un poquito llegar a un acuerdo (risas). Lógicamente, unas veces te toca ganar,
otras perder y en algunas ocasiones la cosa se resuelve en un empate, en una
tercera opción que en un primer momento no habíamos manejado. Cuando escribes
tú solo, te bates contigo mismo a la hora de tomar las decisiones; la lucha es
interior, y eso lo hace más fácil, porque al final siempre ganas. ¿Y a quién no
le gusta ganar? (risas). Y no solo eso: cuando escribes a cuatro manos, es como
si entre los dos compusierais una especie de puzle (es algo que se acentuó
mucho más cuando escribimos la novela-espejo ‘La maldición de Trefoil House’)
en el que ambos intentamos que encajen nuestras respectivas piezas. Es más
complejo.
Pero, al mismo tiempo, cuando escribes tú solo, es más difícil
superar los baches que te van surgiendo en el camino, esos momentos en los que
te dices: “¿Y ahora hacia dónde tiro?”. Con Pedro, me atasco mucho menos en ese
camino. Como veis, todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Volvamos a
la LCM, ¿qué te ha impulsado a participar y, por ende, apoyar un evento como la
Lit Con Madrid 2018?
Ya el año pasado participamos en la Blogger Lit Con y para nosotros fue
una experiencia increíble, nuestra primera incursión en esta comunidad de
blogueros, booktubers y bookstagramers que tanto hacen por dar visibilidad a la
literatura juvenil, y que no se quedan solo en los grandes títulos del género,
sino que también apoyan a obras que no se encuentran en el circuito de los
grandes sellos editoriales. Conocimos a personas maravillosas, y a muchos de
ellos los consideramos hoy amigos. Y, encima, es una ocasión inigualable para
intercambiar opiniones acerca de cómo ven los lectores el género de la
literatura juvenil.
¿Qué les
dirías a todos aquellos autores que se están planteando este arte de escribir a
cuatro manos?
Que es complicado, muy divertido y enriquecedor, y que, entre otras
muchas cosas, te enseña a ceder y a comprender mejor al otro. Además, esta
forma de escribir, si das con el compañero adecuado, como fue mi caso, te
permite crecer como autor: yo estoy convencida de que hoy soy mejor escritora
que hace diez años en gran parte gracias a Pedro. Así que, si tenéis a alguien
con quien os compenetréis muy bien y con quien compartáis el amor por los
libros y por escribir, adelante. Si no lo intentáis, nunca sabréis si es algo
que puede funcionar. ¡Mucha suerte!
Puedes encontrar a
Raquel en:
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